jueves, 2 de abril de 2020

Los Tzompantli de México- Tenochtitlan


Edificios de culto a la muerte

En esta ocasión hablaremos de la serie de estructuras rituales dedicadas a la muerte, donde se espetaban las cabezas de los sacrificados: el tzompantli.

¿Qué es un Tzompantli?
De acuerdo con Leonardo López Lujan, un tzompantli es: “El nombre de un conocido tipo de edificios rituales en los que se espetaban las cabezas de los sacrificados” (López Lujan, 2009: 251).
En México-Tenochtitlan existían un sinfín de edificios distribuidos a lo largo y ancho del recinto ceremonial, todos ellos con diferentes funciones: administrativos, habitacionales, educativos y rituales. Fray Bernardino de Sahagún, afamado fraile franciscano, describe en su magna obra “Historia General de las Cosas de Nueva España” cada uno de ellos, contabilizando en total 78  (Historia General… Lib. II. Apéndice II. P.P:154-160.). Dentro de esta serie de edificios, menciona seis estructuras únicas en temática y arquitectura: el tzompantli

Estos edificios tenían la función de exponer la cabeza de aquellos cautivos muertos en sacrificio. Después de que la víctima fallecía en el ritual sacrificial en el gran Cu de Huitzilopochtli, los sacerdotes degollaban su cabeza, posteriormente era descarnizada, vaciada la masa encefálica, los parietales eran agujerados con herramientas punzo-cortantes (probablemente navajas y cuchillos de obsidiana) y finalmente eran colocados en forma horizontal y expuestos en hilera mediante un palo de madera que los atravesaba por las sienes. Para conocer estos edificios es necesario revisar lo que las fuentes coloniales nos dicen. Revisaremos a Fray Diego Duran, Fray Toribio de Benavente, Fray Bernardino de Sahagún, el Códice Ramírez y Antonio Solís.

Foto 1. Cráneo con horadaciones parietales. PAU. 2012.

De acuerdo a las crónicas, me parece interesante la descripción de cómo era el tzompantli,  por Fray Toribio de Benavente y Motolinia en su obra “Historia de los Indios de la Nueva España”:
106. Las cabezas de los que sacrificaban, especial de las tomadas en guerra, desollabanlas, y si eran señores o principales personas los así presos, desollabanlos con sus cabellos y secabanlas para guardar. De esta había muchas al principio; y si no fuera porque tenía algunas barbas, nadie juzgara si no que eran rostros de niños de cinco o seis años, y causabanlo estar, como estaban, secas y curadas. Las calaveras ponían en unos palos que tenían levantados a un lado de los templos del demonio; de esta manera: levantaban quince o veinte palos, más o menos de largo de cuatro a cinco brazas fuera de tierra, y en tierra entraba más de una braza, que eran unas vigas rollizas apartadas unas de otras cuando (como) seis pies y todas puestas en hileras, y todas aquellas vigas llenas de agujeros; tomaban las cabezas horodadas por las sienes y hacían unos sartales en otros palos delgados pequeños y ponían los palos en los agujeros que estaban hechos en las vigas que dije y así tenían de quinientas en quinientas, y de seiscientas en seiscientas y en algunas partes de mil en mil calaveras; y en cayéndose una de ellas ponían otras, porque valían muy barato; y en tener aquellos tendales muy llenos de aquellas cabezas mostraban ser grandes hombres de guerra y devotos sacrificadores a sus ídolos” (Historia de los Indios de la Nueva España, Tratado Primero, P:107).

Por su parte, Duran en su obra “Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme” describe el tzompantli: ubicación, características y medidas. También, menciona como eran colocados los cráneos de las victimas muertas en sacrificio y cada cuando se cambiaban:

34. Frontero de la puerta principal de este templo de Huitzilopochtli había treinta gradas, largas de treinta brazas de largo, que las dividía una calle que estaba entre la cerca del patio y ellas. En lo alto de ellas había un pasadero, ancho de treinta pies, tan largo como eran las gradas. El cual pasadero estaba todo encalado con sus gradas muy bien obradas. Por medio de este ancho y largo pasadero estaba a lo largo una bien labrada palizada, cuanto de alto podía tener un gran árbol, hincados todos en ringlera, que de palo a palo había una braza. Estos palos estaban todos barrenados con unos agujeros pequeños y tan espesos los agujeros, que de uno a otro no había media vara, los cuales agujeros llegaban hasta la cumbre de los gruesos y altos palos.
35. De palo a palo, por agujeros, venían unas barras delgadas, en las cuales estaban ensartadas calaveras de hombres por las sienes. Tenía cada vara veinte cabezas; llegaban estas ringleras de calaveras hasta el alto de los maderos de la palizada de cabo a cabo llena, que me certifico un conquistador que eran tantas y tan sin cuento y tan espesas, que ponían grandísima grima y admiración. Estas calaveras eran todas de los que sacrificaban, a los cuales, después de muertos, y comida la carne, traían la calavera y entregabanla a los ministros del templo y ellos las ensartaban allí.
36. Preguntado si las mudaban o quitaban de allí en algún tiempo, dicen que no, si no que aquellas de viejas y añejas se caían a pedazos, excepto que, cuando la palizada se envejecía, la tornaban a renovar y que, al quitar, que quedaban muchas, y otras quitaban para que cupiesen más, y para que hubiese lugar para lo que adelante habian de matar.
37. Pregunte si las ponían con su carne y todo: respondieronme que no, si no después de haberles comido toda la carne, traían al templo solo el hueso, aunque a algunas les dejaban las cabelleras y así estaban allí hasta que se les caía el cabello. También pregunte que se hacía con los demás huesos: a los cual me dijeron que el amo del indio que se había sacrificado los ponía en el patio de su casa en unas varas largas, por trofeos de su grandeza y hazañas y para que se supiese que aquel había sido su prisionero habido en la guerra: los cual tenían en gran honra y vanagloria.” (Duran, 1967: 23.)

Fig. 1. Tzompantli. Códice Duran. Lamina VI. Tomo II

Fig. 2. Códice Duran. Lamina V. Tomo 2.

Sahagún menciona en su libro II de la Historia General… la existencia de siete tzompantli, dando el nombre y su ubicación correspondiente dentro del gran recinto ceremonial y las fiestas donde ofrendaban las cabezas:

·         Tzompantli de Mixcoapan
·         Tzompantli de Tecalco
·         Tzompantli para las víctimas de Omacatl
·         El Huey Tzompantli
·         Tzompantli de Yopico
·         tzompantli
·         Tzompantli para las víctimas de Yacatecuhtli.

6. El sexto edificio se llamaba Mixcoapan zompantli. Este era un edificio en que espetaban las cabezas de los que mataban a honra del dios Mixcoatl; eran unos maderos que estaban hincados, de altura de dos estados, y estaban agujerados a trechos y por aquellos agujeros estaban pasadas unas astas o varales, del grosor de astas de lanza o poco más, y eran siete u ocho. En estas espetaban las cabezas de los que mataban a honra de aquel dios, estaban las caras vueltas hacia el medio día.
18. El décimo octavo edificio se llamaba tzompantli. Eran unos maderos hincados, tres o cuatro, por los cuales estaban pasados unas astas como de lanza, en las cuales estaban espetadas por las sienes las cabezas de los que mataban en el Cu.
25. El vigésimo quinto edificio se llamaba otro Quauhxicalco. Era de la manera del otro que queda dicho atrás; delante de este cu estaba un tzompantli que es donde espetaban las cabezas de los muertos, y encima del cu estaba una estatua del dios que llamaban Omacatl, hecha de madera, y allí mataban algunos esclavos, la sangre de las cuales daban a gustar a aquella estatua untándole la boca con ella.
33. El trigésimo tercero edificio se llamaba tzompantli, (y) era donde espetaban las cabezas de los muertos que allí mataban, cautivos, a honra de los dioses llamados Omacame; este sacrificio se hacía cada doscientos y dos días.
41. El trigésimo tercero edificio se llamaba Hueitzompantli; era el edificio que estaba delante del cu de Huitzilopochtli, donde espetaban las cabezas de los cautivos que allí mataban, a reverencia de este edificio, cada año en la fiesta de panquetzaliztli.
55. El cuadragésimo quinto edificio se llamaba yopico tzompantli; en este edificio espetaban las cabezas de los que mataban en la fiesta de tlacaxipehualiztli.
56. El quincuagésimo sexto edificio se llamaba tzompantli. Era donde espetaban las cabezas de los que mataban en la fiesta de Yacatecutli, dios de los mercaderes, en el primer día de la fiesta de xocotl uetzi.

Fig.3. El recinto de Tenochtitlan. Primeros Memoriales. Fol. 269r.

En el Códice Ramírez también se hace mención de este edificio. Es un manuscrito del siglo XVI, también conocido como “Relación del origen de los indios que habitaban esta Nueva España, según sus historias” y prácticamente la descripción de esta estructura es una copia de lo que describe el fraile Duran:

Frontero de la puerta del templo de Huitzilopochtli había treinta gradas de brazas de largor, que las dividía una calle que estaba entre la cerca del patio y ellas; en lo alto de ellas había un paseadero ancho de treinta pies, tan largo como las gradas: estaba todo encalado; por medio de este espacio del paseadero, estaba a lo largo una muy buen labrada palizada de árboles muy altos puestos en hilera y de uno a otro había una braza: estos maderos eran muy gruesos y estaban todos barrenados con unos agujeros pequeños desde abajo a la cumbre: tenían por los agujeros de un madero a otro unas varas delgadas, en las cuales estaban ensartados muchas calaveras de hombres por las sienes; tenían cada vara veinte cabezas: llegaban estas hileras de calaveras desde lo bajo hasta lo alto de los maderos, lleno de cabo a cabo la palizada, y tantos y tan espesas que ponían grande admiración y grima. Eran estas cabezas de los que sacrificaban, porque después de muertos y comida la carne, traían la calavera y entregabanla a los ministros del templo, y ellos la ensartaban allí. Dejabanlas hasta que de añejas se caían a pedazos, si no eran cuando había tantos que las iban renovando y quitando las más añejas, o renovaban la palizada para que cupiesen más” (p.125).

Fig. 4. Tzompantli asociado al Templo Mayor. Códice Ramírez.

Las anteriores descripciones realizadas por los cronistas y frailes españoles nos dan una amplia visión del uso y ubicaciones de los edificios tzompantli. No fueron construidos y colocados al azar. Prueba de ello es la Estructura B de la zona arqueológica del Templo Mayor (cuya ubicación es al norte del Templo, región sagrada perteneciente al mundo de los muertos: el Mictlan).

El Tzompantli en el Códice Mendoza
En el  Códice Mendoza, un documento elaborado en el año de 1540, en el Folio 2, que muestra la fundación de México-Tenochtitlan, podemos observar una representación del tzompantli. Sobre  una plataforma desplantan dos postes atravesados por una viga y en medio un cráneo.


Fig.4 Códice Mendoza. Fol. 2.

Conclusiones
Sin lugar a dudas, este edificio fue muy importante para los mexicas, ya que, además de ser una estructura de culto directo a las deidades de la muerte, servía como una demostración del perfil belicoso y guerrero de los mexicas cuyo resultado daba para pensar dos veces antes de sublevarse algún pueblo o gobernante sometido por la Triple Alianza. Las fuentes y la arqueología no mienten de su existencia dando fe de ello a través del gran descubrimiento en agosto de 2015 del Huey Tzompantli descrito por el padre Sahagun corroborando su ubicación enfrente del Templo Mayor y dándole la razón nuevamente a las fuentes coloniales.

Las pruebas y resultados sometidos a los cráneos en los laboratorios nos hablara de la filiación étnica a la cual pertenecían arrojando nuevos datos e información en la construcción histórica de las practicas rituales de los mexicas.  

Bibliografía:
·         Historia General de las Cosas de Nueva España. Fray Bernardino de Sahagún. Colección “Sepan Cuantos”, Edit. Porrúa. 2006. México.
·         Historia de los Indios de la Nueva España. Fray Toribio de Benavente. Edit. Dastin, S.L. 2003. España.
·         Historia de las Indias de Nueva España e Islas de la Tierra Firme. Fray Diego Duran. Edit. Porrúa. 1967. México.

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