Edificios de culto a la muerte
En esta ocasión hablaremos de la
serie de estructuras rituales dedicadas a la muerte, donde se espetaban las
cabezas de los sacrificados: el tzompantli.
¿Qué es un Tzompantli?
De acuerdo con Leonardo López
Lujan, un tzompantli es: “El nombre de un conocido tipo de edificios
rituales en los que se espetaban las cabezas de los sacrificados” (López
Lujan, 2009: 251).
En México-Tenochtitlan existían
un sinfín de edificios distribuidos a lo largo y ancho del recinto ceremonial,
todos ellos con diferentes funciones: administrativos, habitacionales,
educativos y rituales. Fray Bernardino de Sahagún, afamado fraile franciscano,
describe en su magna obra “Historia General de las Cosas de Nueva España” cada
uno de ellos, contabilizando en total 78 (Historia General… Lib. II. Apéndice II.
P.P:154-160.). Dentro de esta serie de edificios, menciona seis estructuras únicas
en temática y arquitectura: el tzompantli
Estos
edificios tenían la función de exponer la cabeza de aquellos cautivos muertos
en sacrificio. Después de que la víctima fallecía en el ritual sacrificial en
el gran Cu de Huitzilopochtli, los sacerdotes degollaban su cabeza, posteriormente
era descarnizada, vaciada la masa encefálica, los parietales eran agujerados
con herramientas punzo-cortantes (probablemente navajas y cuchillos de
obsidiana) y finalmente eran colocados en forma horizontal y expuestos en
hilera mediante un palo de madera que los atravesaba por las sienes. Para
conocer estos edificios es necesario revisar lo que las fuentes coloniales nos
dicen. Revisaremos a Fray Diego Duran, Fray Toribio de Benavente, Fray
Bernardino de Sahagún, el Códice Ramírez y Antonio Solís.
Foto
1. Cráneo con horadaciones parietales. PAU. 2012.
De acuerdo a
las crónicas, me parece interesante la descripción de cómo era el tzompantli, por Fray Toribio de Benavente y Motolinia en
su obra “Historia de los Indios de la Nueva España”:
“106. Las cabezas de los que sacrificaban, especial de las tomadas en
guerra, desollabanlas, y si eran señores o principales personas los así presos,
desollabanlos con sus cabellos y secabanlas para guardar. De esta había muchas
al principio; y si no fuera porque tenía algunas barbas, nadie juzgara si no
que eran rostros de niños de cinco o seis años, y causabanlo estar, como
estaban, secas y curadas. Las calaveras ponían en unos palos que tenían
levantados a un lado de los templos del demonio; de esta manera: levantaban
quince o veinte palos, más o menos de largo de cuatro a cinco brazas fuera de
tierra, y en tierra entraba más de una braza, que eran unas vigas rollizas
apartadas unas de otras cuando (como) seis pies y todas puestas en hileras, y
todas aquellas vigas llenas de agujeros; tomaban las cabezas horodadas por las
sienes y hacían unos sartales en otros palos delgados pequeños y ponían los
palos en los agujeros que estaban hechos en las vigas que dije y así tenían de
quinientas en quinientas, y de seiscientas en seiscientas y en algunas partes
de mil en mil calaveras; y en cayéndose una de ellas ponían otras, porque
valían muy barato; y en tener aquellos tendales muy llenos de aquellas cabezas
mostraban ser grandes hombres de guerra y devotos sacrificadores a sus ídolos” (Historia
de los Indios de la Nueva España, Tratado Primero, P:107).
Por su parte, Duran
en su obra “Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme”
describe el tzompantli: ubicación,
características y medidas. También, menciona como eran colocados los cráneos de
las victimas muertas en sacrificio y cada cuando se cambiaban:
“34. Frontero de la puerta principal de este templo de Huitzilopochtli
había treinta gradas, largas de treinta brazas de largo, que las dividía una
calle que estaba entre la cerca del patio y ellas. En lo alto de ellas había un
pasadero, ancho de treinta pies, tan largo como eran las gradas. El cual
pasadero estaba todo encalado con sus gradas muy bien obradas. Por medio de
este ancho y largo pasadero estaba a lo largo una bien labrada palizada, cuanto
de alto podía tener un gran árbol, hincados todos en ringlera, que de palo a
palo había una braza. Estos palos estaban todos barrenados con unos agujeros
pequeños y tan espesos los agujeros, que de uno a otro no había media vara, los
cuales agujeros llegaban hasta la cumbre de los gruesos y altos palos.
35. De palo a palo, por agujeros, venían unas barras delgadas, en las
cuales estaban ensartadas calaveras de hombres por las sienes. Tenía cada vara
veinte cabezas; llegaban estas ringleras de calaveras hasta el alto de los
maderos de la palizada de cabo a cabo llena, que me certifico un conquistador
que eran tantas y tan sin cuento y tan espesas, que ponían grandísima grima y
admiración. Estas calaveras eran todas de los que sacrificaban, a los cuales,
después de muertos, y comida la carne, traían la calavera y entregabanla a los
ministros del templo y ellos las ensartaban allí.
36. Preguntado si las mudaban o quitaban de allí en algún tiempo, dicen
que no, si no que aquellas de viejas y añejas se caían a pedazos, excepto que,
cuando la palizada se envejecía, la tornaban a renovar y que, al quitar, que
quedaban muchas, y otras quitaban para que cupiesen más, y para que hubiese
lugar para lo que adelante habian de matar.
37. Pregunte si las ponían con su carne y todo: respondieronme que no,
si no después de haberles comido toda la carne, traían al templo solo el hueso,
aunque a algunas les dejaban las cabelleras y así estaban allí hasta que se les
caía el cabello. También pregunte que se hacía con los demás huesos: a los cual
me dijeron que el amo del indio que se había sacrificado los ponía en el patio
de su casa en unas varas largas, por trofeos de su grandeza y hazañas y para
que se supiese que aquel había sido su prisionero habido en la guerra: los cual
tenían en gran honra y vanagloria.” (Duran, 1967: 23.)
Fig. 1. Tzompantli. Códice Duran. Lamina VI. Tomo II
Fig. 2. Códice Duran. Lamina V. Tomo 2.
Sahagún
menciona en su libro II de la Historia General… la existencia de siete tzompantli, dando el nombre y su
ubicación correspondiente dentro del gran recinto ceremonial y las fiestas
donde ofrendaban las cabezas:
·
Tzompantli de Mixcoapan
·
Tzompantli de Tecalco
·
Tzompantli para las víctimas de Omacatl
·
El Huey Tzompantli
·
Tzompantli de Yopico
·
tzompantli
·
Tzompantli para las víctimas de Yacatecuhtli.
“6. El sexto edificio se llamaba Mixcoapan zompantli. Este era un
edificio en que espetaban las cabezas de los que mataban a honra del dios
Mixcoatl; eran unos maderos que estaban hincados, de altura de dos estados, y
estaban agujerados a trechos y por aquellos agujeros estaban pasadas unas astas
o varales, del grosor de astas de lanza o poco más, y eran siete u ocho. En
estas espetaban las cabezas de los que mataban a honra de aquel dios, estaban
las caras vueltas hacia el medio día.
18. El décimo octavo edificio se llamaba tzompantli. Eran unos maderos
hincados, tres o cuatro, por los cuales estaban pasados unas astas como de
lanza, en las cuales estaban espetadas por las sienes las cabezas de los que
mataban en el Cu.
25. El vigésimo quinto edificio se llamaba otro Quauhxicalco. Era de la
manera del otro que queda dicho atrás; delante de este cu estaba un tzompantli
que es donde espetaban las cabezas de los muertos, y encima del cu estaba una
estatua del dios que llamaban Omacatl, hecha de madera, y allí mataban algunos
esclavos, la sangre de las cuales daban a gustar a aquella estatua untándole la
boca con ella.
33. El trigésimo tercero edificio se llamaba tzompantli, (y) era donde
espetaban las cabezas de los muertos que allí mataban, cautivos, a honra de los
dioses llamados Omacame; este sacrificio se hacía cada doscientos y dos días.
41. El trigésimo tercero edificio se llamaba Hueitzompantli; era el
edificio que estaba delante del cu de Huitzilopochtli, donde espetaban las
cabezas de los cautivos que allí mataban, a reverencia de este edificio, cada
año en la fiesta de panquetzaliztli.
55. El cuadragésimo quinto edificio se llamaba yopico tzompantli; en
este edificio espetaban las cabezas de los que mataban en la fiesta de
tlacaxipehualiztli.
56. El quincuagésimo sexto edificio se llamaba tzompantli. Era donde
espetaban las cabezas de los que mataban en la fiesta de Yacatecutli, dios de
los mercaderes, en el primer día de la fiesta de xocotl uetzi.
Fig.3. El recinto de Tenochtitlan. Primeros
Memoriales. Fol. 269r.
En el Códice Ramírez
también se hace mención de este edificio. Es un manuscrito del siglo XVI,
también conocido como “Relación del origen de los indios que habitaban esta
Nueva España, según sus historias” y prácticamente la descripción de esta
estructura es una copia de lo que describe el fraile Duran:
“Frontero de la puerta del templo de Huitzilopochtli había treinta
gradas de brazas de largor, que las dividía una calle que estaba entre la cerca
del patio y ellas; en lo alto de ellas había un paseadero ancho de treinta
pies, tan largo como las gradas: estaba todo encalado; por medio de este
espacio del paseadero, estaba a lo largo una muy buen labrada palizada de árboles
muy altos puestos en hilera y de uno a otro había una braza: estos maderos eran
muy gruesos y estaban todos barrenados con unos agujeros pequeños desde abajo a
la cumbre: tenían por los agujeros de un madero a otro unas varas delgadas, en
las cuales estaban ensartados muchas calaveras de hombres por las sienes;
tenían cada vara veinte cabezas: llegaban estas hileras de calaveras desde lo
bajo hasta lo alto de los maderos, lleno de cabo a cabo la palizada, y tantos y
tan espesas que ponían grande admiración y grima. Eran estas cabezas de los que
sacrificaban, porque después de muertos y comida la carne, traían la calavera y
entregabanla a los ministros del templo, y ellos la ensartaban allí. Dejabanlas
hasta que de añejas se caían a pedazos, si no eran cuando había tantos que las
iban renovando y quitando las más añejas, o renovaban la palizada para que
cupiesen más” (p.125).
Fig. 4. Tzompantli asociado al Templo Mayor.
Códice Ramírez.
Las anteriores
descripciones realizadas por los cronistas y frailes españoles nos dan una
amplia visión del uso y ubicaciones de los edificios tzompantli. No fueron construidos y colocados al azar. Prueba de
ello es la Estructura B de la zona arqueológica del Templo Mayor (cuya
ubicación es al norte del Templo, región sagrada perteneciente al mundo de los
muertos: el Mictlan).
El Tzompantli en el Códice Mendoza
En el Códice Mendoza, un documento elaborado en el
año de 1540, en el Folio 2, que muestra la fundación de México-Tenochtitlan,
podemos observar una representación del tzompantli.
Sobre una plataforma desplantan dos
postes atravesados por una viga y en medio un cráneo.
Fig.4 Códice Mendoza. Fol. 2.
Conclusiones
Sin lugar a
dudas, este edificio fue muy importante para los mexicas, ya que, además de ser
una estructura de culto directo a las deidades de la muerte, servía como una
demostración del perfil belicoso y guerrero de los mexicas cuyo resultado daba
para pensar dos veces antes de sublevarse algún pueblo o gobernante sometido
por la Triple Alianza. Las fuentes y la arqueología no mienten de su existencia
dando fe de ello a través del gran descubrimiento en agosto de 2015 del Huey
Tzompantli descrito por el padre Sahagun corroborando su ubicación enfrente del
Templo Mayor y dándole la razón nuevamente a las fuentes coloniales.
Las pruebas y
resultados sometidos a los cráneos en los laboratorios nos hablara de la
filiación étnica a la cual pertenecían arrojando nuevos datos e información en
la construcción histórica de las practicas rituales de los mexicas.
Bibliografía:
·
Historia General de las Cosas de Nueva España.
Fray Bernardino de Sahagún. Colección “Sepan Cuantos”, Edit. Porrúa. 2006. México.
·
Historia de los Indios de la Nueva España. Fray
Toribio de Benavente. Edit. Dastin, S.L. 2003. España.
·
Historia de las Indias de Nueva España e Islas
de la Tierra Firme. Fray Diego Duran. Edit. Porrúa. 1967. México.
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