EL ROSTRO DEL PRISTIS
USADO COMO ARMA RITUAL DE SACRIFICIO EN EL TEMPLO MAYOR DE TENOCHTITLAN.
El pez sierra en las fiestas mexicas
Fray Bernardino de Sahagún en su obra “Historia General de las Cosas de Nueva España” refiere al pez
sierra como un arma ritual de sometimiento utilizada para contener el cuello de
la esclava que iba ser sacrificada. Ataviada a la semejanza de la diosa
Uixtocihuatl, diosa de la sal. En las calendas del séptimo mes, conocido como Tecuilhuitzontli:
“… Al séptimo mes
llamaban teculhuitontli. En este mes hacían fiesta y sacrificios a la diosa de
la sal que llamaban Uixtocihuatl; era la diosa de los que hacen la sal; decían
que era hermana de los dioses de la pluvia y, por cierta desgracia que hubo
entre ellos y ella la persiguieron y
desterraron a las aguas saladas, y allí invento la sal, de manera que ahora se hace,
con tinajas y con amontonar la tierra salada, y por esta invención la honraban
y adoraban los que trataban en sal…”
Respecto a la esclava que iba a ser sacrificada menciona:
“…Cuando era la fiesta
aderezabanse los sátrapas, que habian de matar a esta mujer, que la llamaban
como a la diosa Uixtocihuatl, y a los cautivos a los cuales llamaban
uixtotin…”11
“… luego subían a la
mujer que habian de matar, que decían ser imagen de la diosa Uixtocihuatl, a lo
alto del cu de Tláloc, y tras ella subían a los cautivos que también habian de
morir antes de ella…”14.
“… Estando todos
arriba comenzaban a matar a los cautivos, los cuales muertos, mataban también a
la mujer a la postre, a la cual echada de espaldas sobre el tajón, cinco
mancebos la tomaban por los pies y por las manos y por la cabeza, y tenianla
muy tirada; ponianla sobre la garganta un palo rollizo al cual tenían dos apretándole,
para que no pudiese dar voces al tiempo que la abriesen los pechos…”
Respecto al rostro del pez sierra, menciona:
“…Otros dicen que era
un hocico de espadarte, que es un pez marino que tiene una arma como espada en
el hocico, que tiene colmillos de ambas partes; con este le apretaban la
garganta…”
Por lo que podemos deducir que para esta fiesta y como forma
de sometimiento de la esclava a sacrificar se utilizaban dos artefactos: un
palo rollizo, o bien, el rostro del pez sierra.
Otra fuente un poco más tardía es la publicación hecha por Joaquín
García Icazbalceta mejor conocida como “Historia de los Mexicanos por sus
pinturas” dicha obra realmente fue escrita por el fraile Fray Andrés de Olmos y
nos habla de los mitos nahuas. Es importante mencionar la probable relación que
tiene el pez sierra con el monstruo de la tierra: Cipactli. En el párrafo 22 de esta obra se describe el
mito de la creación del mundo y la importancia que tiene Cipactli en el:
“… Y luego crearon los
cielos, allende del treceno, e hicieron el agua y en ella criaron a un peje
grande, que se dice Cipactli, que es como caimán, y de este peje hicieron la
tierra como se dirá…”
Más adelante en el párrafo 29 describe:
“…Después, estando
todos cuatro dioses juntos, hicieron del peje Cipactli la tierra, a la cual
dijeron Tlaltecuhtli, y píntalo como dios de la tierra, tendido sobre un
pescado, por haberse hecho de el…” (Garibay, 1965: 25-26).
En ambos parrafos se menciona el mismo origen marino de la
deidad: un Cipactli que es como caimán y un Cipactli que los dioses lo vuelven
en la tierra, en su advocación de Tlaltecuhtli, pero con cuerpo de pescado. Tal
vez sea el pez sierra al Cipactli que se refiere y esto lo podemos afirmar en
un petrograbado localizado en el cerro Cuahuilama, al sur del Distrito Federal:
En él se observa claramente el perfil del rostro de un
caimán coronado en la parte del superior de sus colmillos de lo que puede ser
el rostro dorsal del pristis, es decir, sería el Cipactli “… al cual dijeron
Tlaltecuhtli, y píntalo como dios de la tierra, tendido sobre un pescado, por
haberse hecho de el…”.
Las crónicas y
fuentes primarias del siglo XVI son documentos de gran importancia que nos
permiten reconstruir la historia de los pueblos prehispanicos. En especial,
la obra del padre Sahagún debido a la
exactitud de sus descripciones y la arqueología es una herramienta muy valiosa
que ayuda a confirmar dichas fuentes, tal es el caso del uso de rostro dorsal
del pristis.
La arqueología nos lo confirma con el hallazgo de varios
ejemplares en las ofrendas del Templo Mayor de Tenochtitlan y en Tlatelolco,
tal es el caso de la ofrenda localizada en la construcción de un ducto de
drenaje en el año de 1962 que fue excavada, analizada e interpretada por el
arqueólogo Jorge Angulo, quien primeramente pensó en que dicho rostro pudo
usarse como un arma:
“…El artefacto de
mayor longitud y de apariencia más llamativa de la ofrenda, era la trompa o
parte cartilaginosa de un pez sierra. La asociación con los otros elementos bélicos,
nos hizo pensar en la eficacia que pudo haber tenido la “sierra” al usarse como
arma. Las púas o dientes de la sierra, con el aguzamiento y firmeza que las
caracteriza, podían penetrar fácilmente en cualquier material, carne humana en
especial, con un poco de presión o fuerza con que se descargara el golpe. La
falta de dientes en la proximidad a la base de nuestra pieza, que permite un
espacio mayor donde asentar la mano, nos hace suponer el empleo del cartílago
del pez como arma…”.
Es importante mencionar que los objetos asociados al rostro
del pristis encontramos:
·
Atl de madera de 21 cm. De largo
·
Mazo con cabeza de madera de 60 cm. De largo
·
Mazo con cabeza de madera de 60 cm. De largo
·
Pequeño mazo de madera con cabeza de humero de
infante de 15 cm. De largo.
Estos elementos nos hablan claramente de artefactos
asociados a la guerra. Sin embargo, es importante mencionar que se hace más
énfasis al rostro.
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