Chapultepec en época prehispánica
Chapultepec en náhuatl significa “El
cerro del grillo” y no porque hubiera una gran cantidad de estos animalitos si
no por la forma del cerro hacia ver a los antiguos la forma de este animal. Es
importante reafirmar la importancia de este lugar cuya asentamiento humano se
remonta hasta el periodo Preclásico con algunos caseríos detectados en la falda
sur del cerro, una ocupación ininterrumpida de mas de 4000 años. Teotihuacanos,
toltecas y mexicas confirman esta aseveración. Sin embargo, con el
establecimiento de los mexicas en la cuenca de México es que es bosque recobra
suma importancia, pues no solamente los abasteció de agua potable cuando la
ciudad lo requirió, fue lugar de culto para Tlaloc y Chalchiuhtlicue, deidades
del agua, corroborado en las fuentes y
las excavaciones arqueológicas en las “Albercas de Motecuhzoma” y con ello
reafirmando el culto a los cerros dentro de la cosmovisión mesoamericana, pues
en su interior se encontraba la morada del dios de la lluvia, el Tlalocan, el
lugar de los mantenimientos y dador del agua; los tres manantiales que
existieron en la cima y ladera sur lo afirma.
Pero no solo funciono como dador de agua y
lugar de culto a las antiguas deidades acuáticas, los soberanos de Tenochtitlan
decidieron inmortalizarse en las rocas del cerro, asi lo decidieron Motecuhzoma
Ilhuicamina y sus hermanos Tlacaelel y Axayacatl, Ahuitzotl y Motecuhzoma II,
cuyos restos de estos retratos solamente queda el de Motecuhzoma II pues en
1537 fray Juan de Zumarraga decidió destruirlos para evitar la continuación de
la idolatría.
Sin lugar a dudas este antiguo
bosque que recibe tres millones de visitantes anuales sigue siendo sumamente
importante en la actualidad, lugar de veraneo para los habitantes pero también uno
de los pocos pulmones de la ciudad de México. Chapultepec estará guardado
siempre en la memoria de todos los habitantes de la gran capital mexicana.
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