martes, 18 de junio de 2019


Chapultepec en época prehispánica



Chapultepec en náhuatl significa “El cerro del grillo” y no porque hubiera una gran cantidad de estos animalitos si no por la forma del cerro hacia ver a los antiguos la forma de este animal. Es importante reafirmar la importancia de este lugar cuya asentamiento humano se remonta hasta el periodo Preclásico con algunos caseríos detectados en la falda sur del cerro, una ocupación ininterrumpida de mas de 4000 años. Teotihuacanos, toltecas y mexicas confirman esta aseveración. Sin embargo, con el establecimiento de los mexicas en la cuenca de México es que es bosque recobra suma importancia, pues no solamente los abasteció de agua potable cuando la ciudad lo requirió, fue lugar de culto para Tlaloc y Chalchiuhtlicue, deidades del agua,  corroborado en las fuentes y las excavaciones arqueológicas en las “Albercas de Motecuhzoma” y con ello reafirmando el culto a los cerros dentro de la cosmovisión mesoamericana, pues en su interior se encontraba la morada del dios de la lluvia, el Tlalocan, el lugar de los mantenimientos y dador del agua; los tres manantiales que existieron en la cima y ladera sur lo afirma.






 Pero no solo funciono como dador de agua y lugar de culto a las antiguas deidades acuáticas, los soberanos de Tenochtitlan decidieron inmortalizarse en las rocas del cerro, asi lo decidieron Motecuhzoma Ilhuicamina y sus hermanos Tlacaelel y Axayacatl, Ahuitzotl y Motecuhzoma II, cuyos restos de estos retratos solamente queda el de Motecuhzoma II pues en 1537 fray Juan de Zumarraga decidió destruirlos para evitar la continuación de la idolatría.


Sin lugar a dudas este antiguo bosque que recibe tres millones de visitantes anuales sigue siendo sumamente importante en la actualidad, lugar de veraneo para los habitantes pero también uno de los pocos pulmones de la ciudad de México. Chapultepec estará guardado siempre en la memoria de todos los habitantes de la gran capital mexicana.

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