martes, 26 de marzo de 2019

¿La Noche Triste? la salida y derrota de los españoles de Tenochtitlan


De cómo Hernán Cortes salió huyendo de Tenochtitlan, en el episodio conocido como la “Noche Triste”


 Este episodio es conocido como la “Noche Triste” de la cual los españoles tuvieron que huir de Tenochtitlan después de la matanza que realizo Pedro de Alvarado en el Templo Mayor, los españoles sufrieron bajas considerables pues estamos hablando de la muerte de  doscientos setenta españoles, dos mil quinientos tlaxcaltecas y todo el botín de oro; sin embargo, para muchos es conocido como la “Noche Triste”, pero sin duda, para los mexicas, se podría nombrar como la “Noche de la Victoria”. Aquí les anexamos el pasaje histórico descrito por Hernán Cortes:


“…Viendo el gran peligro en que estábamos y el mucho daño que los indios cada día nos hacían, y temiendo que también deshiciesen la única calzada que quedaba como con las otras hicieron, todos moriríamos, todos o los más estaban heridos y no podían pelear acordé de salir aquella noche, tomé todo el oro y joyas de vuestra majestad que se podían sacar y púselo en una sala y ahí lo entregué con ciertos líos a los oficiales de vuestra alteza.

Desamparada la fortaleza, con mucha de la riqueza de vuestra alteza y de los españoles y mía, me salí lo más secreto que yo pude, sacando conmigo un hijo y dos hijas del dicho Mutezuma y a Cacamazin, señor de Aculhuacán; y al otro su hermano que yo había puesto en su lugar, y a otros señores de provincias y ciudades que allí tenía presos. Y llegando a las puentes que los indios tenían quitadas, a la primera de ellas se echó la puente que yo traía hecha, con poco trabajo porque no hubo quién la resistiece, excepto ciertas velas que en ella estaban, las cuales apellidaban tan recio que antes de llegar a la segunda puente estaba infinita gente de los contrarios sobre nosotros, combatiéndonos de todas partes, así como por agua, así como por tierra, peleaban reciamente, era sin comparación el daño que los nuestros recibían, así los españoles, como los indios de Tescaltecatl que con nosotros estaban, y así a todos los mataron, y a muchas naturales de los españoles; y así mismo habían muerto muchos españoles y caballos y perdido todo el oro y joyas y ropa y otras muchas cosas que sacábamos, y toda la artillería.



Recogidos los que estaban vivos, echélos adelante, me quedé a la rezaga peleando con los indios hasta llegar a una ciudad que se dice Tacuba, que está fuera de la calzada y que sólo Dios sabe cuanto peligro recibí; porque todas las veces que volvía sobre el contrarío salía lleno de flechas y viras y apedreado, porque como era agua la de una parte la de otra, herían a su salvo sin temor. A los que salían a tierra, luego volvíamos sobre ellos y saltaban al agua, así que recibían poco daño si no eran algunos que con los otros muchos se tropezaban unos con otros y caían y aquellos morían.

Llegados a Tacuba nos cercaron y estuvimos cercados hasta noche, sin dejarnos descansar una hora. En este desbarato se halló por copia, que murieron doscientos y setenta españoles y cincuenta y cinco yeguas y caballos, y más de dos mil y quinientos indios que servían a los españoles, entre los cuales mataron al hijo y las hijas de Mutezuma, y a todos los otros señores que traíamos presos”.

Segunda carta de relación, Hernán Cortés, 30 de Octubre de 1520.



No hay comentarios:

Publicar un comentario